“Espero no estar escribiendo para Extraterrestres grises”, pero solo porque sé que ninguno de ellos se interesaría por ninguno de los cuadros, sé que lo de ellos son las abducciones e influenciar tecnológicamente al mundo (desde el incidente Roswell) pero bueno, eso es otra historia y es por lo bajo del enunciado precedente, que comienzo a ascender en el Sentido de dar un Verdadero mensaje.
Lo Verdadero único y autentico en los cuadros de Arte Espiritual, es que se manifiestan a través del Ser físico, no son personales, no hay ningún espejo que se reconozca y diga: "este soy yo en mi reflejo", la Historia del arte aquí se parte en 2, y es por eso que el arte espiritual es antiacadémico y no histórico. La Inspiración Espiritual es el “motor” de lo que es plasmado en el lienzo, y esta es como un viento sutil que anima al desempeño, que en su movimiento impetuoso destruye sutilmente el espejo; no vayan a pensar que esto es algo malo, la Verdad, es que un ser humano que es consciente de que tiene alma o encarna un espíritu, sabe que el cuerpo físico es tan solo un traje espacial. Como los astronautas tienen un traje espacial para poder sobrevivir fuera de la órbita terrestre, en el espacio sideral; el viaje de la conciencia encarnada en el mundo físico es la metáfora que más se le parece.
La Aventura del arte espiritual es abrirse a ser medio y plasmar lo que en Esencia proviene del Espíritu, cada lienzo que se pinta es un giro del Espíritu, pero como el Espíritu es Eterno y Etéreo, cada pincelada, manifiesta el ámbito espacio temporal en la “descarga” de la imagen que una vez ha sido plasmada, semeja al escultor, que con cincel y martillo, tiene que “golpear el Tiempo en el Espacio”, para llegar a ser testigo de lo que ha esculpido, la diferencia es una de 2: El Escultor piensa engañosamente que él es quien debe llevarse el crédito por lo que ha construido (y digo construido por que la Creación, es el ámbito único y exclusivo de Dios, Él Eterno) en el caso del arte espiritual, la presencia del medio es como un punto luminoso que atestigua la presencia del Infinito, y en ese acontecer el más allá aún más cerca, tal es el ímpetu y la fuerza, que en su efecto genera un movimiento. Como una hoja al viento, es testigo de lo que sobrevuela, en el atestiguar de la Gran Presencia.
